Cartas - Mail

Tienen perfectamente razón, soy una canalla, han pasado un montón de tiempo y un montón de cosas, y si no voy contándoles corremos el peligro de que se me vayan olvidando y vayan olvidándome.

Vamos a ver, me fui de Barcelona en diciembre, pasé por Nueva York a tiempo para ver la primera nevada y llegué a Caracas para instalarme en esta casa que va siendo cada vez más mía, a pesar de seguir siendo la de mi mamá. Me divierto jardineando y lanzándole el ratoncito a Florentino, quien lo caza a toda velocidad, derrapándose por las esquinas, y me lo trae en prenda de amor, para que se lo vuelva a lanzar. Mejor que un perro, no hay que pelear para que suelte la bola. Lástima que, igual que se masticó la cola del ratoncito de juguete, hecho con pelusa de conejo, decidiera que los lazos de mis preciosos zapatos de cuero, de tacón alto, atención todos, lo nunca visto, fin de mundo,

Pero vamos por partes. En febrero llegó este gato, que primero fue raquítico y luego cada vez más garfield, y muy rico compañero. En febrero también comencé a trabajar en una clínica de reproducción asistida, ahora estamos intentando sacar un libro sobre fertilidad, para marzo. Pero los médicos en general escriben bastante mal, y hay que hacer infinitas revisiones. Allí también (en la clínica, quiero decir) doy clases de yoga una vez por semana.

Junto con el trabajo llegaron los viajes, con la excusa de los congresos y las reuniones anuales de éste y aquél instituto, con lo cual estuve en mayo en Atenas e Istambul, en junio en Praga y en julio en Santa Barbara, aunque no vimos ballenas. Cada uno de esos viajes merece un capítulo aparte, pero si me pongo en ello ni siquiera voy a enviar este mail. Así que lo envío como está por el momento, y más tarde contaré detalles de lo otro.

La última noticia es que el famosísimo libro que estuve escribiendo sobre los habitantes de los desiertos venezolanos salió publicado, pueden ver la portada en la página de la editorial, Frederking und Thaler, bajo el título Doña Maria und ihre traume, que es algo así como Doña maría y los sueños, para los que no hablamos alemán.

Muchos besitos con fotos de Florentino, Antho y mi terraza,

e.