LABERINTOS Y PUENTES CULTURALES
Xavier Coller
La
sociedad española es cada día más un laberinto cultural.
La homogeneidad es cada vez menos la norma excepto en los lugares menos comunicados
o menos atractivos económicamente. En su conjunto, la sociedad es menos
blanca, menos católica, menos castellanoparlante (o catalano-vasco-gallegoparlante).
Lavapiés (Madrid), Raval (Barcelona) y Russafa (Valencia) son los gérmenes
de lo que probablemente será en el futuro nuestra sociedad: una amalgama
de culturas, lenguas, etnias, tradiciones que harán más compleja
y rica la convivencia y la relación entre personas. Viviremos, seguramente,
en un laberinto cultural cuyas claves desconocemos en gran medida.
Viven en España más de millón y medio de inmigrantes
regulares (4% de la población total) y casi un millón más
de inmigrantes que no existen para las estadísticas oficiales aunque
sí son visibles en nuestras ciudades. La mayor parte de ellos se instala
en Andalucía, Cataluña, Valencia o Madrid. Buena parte de los
inmigrantes son comunitarios (más del 20%) o de países próximos
a la Unión Europea, pero una parte nada desdeñable proceden
de países pobres de América latina (Ecuador y Colombia a la
cabeza) y del norte de África (Marruecos especialmente). Traen consigo
sus lenguas, sus comidas, sus tradiciones, sus estructuras familiares, sus
normas y sus valores. En la medida en que estos elementos chocan con la sociedad
de acogida se producen tensiones que generan una visión problemática
de la inmigración.
Hoy día, según los datos del último barómetro
del Centro de Investigaciones Sociológicas (Noviembre 2003), la inmigración
es percibida por la población española como uno de los cinco
problemas principales que tiene la sociedad. Los otros problemas son paro,
inseguridad ciudadana, terrorismo, y vivienda. Otro barómetro de mayo
de 2003 mostraba que el 44% de los españoles cree que la inmigración
es necesaria, aunque casi la mitad de los entrevistados (48%) piensa que hay
demasiados inmigrantes en el país. Muy pocos creen que en España
se trate a los inmigrantes con amabilidad (9%) y la mayoría piensa
que el trato es de indiferencia (11%), desprecio (10%), o desconfianza (45%).
Las simpatías más elevadas las recogen los inmigrantes de países
ricos (europeos), mientras que los colectivos que despiertan menos simpatías
son los de países pobres más distantes culturalmente (y curiosamente,
de los más numerosos en España): norteafricanos. La situación,
pues, puede ser explosiva en un futuro no muy lejano donde los sucesos de
Elejido o Premià puedan repetirse.
La inmigración convierte a la sociedad de acogida en un laberinto cultural
rico y complejo. Este laberinto se convierte en un reto continuo para aquellas
personas que creen en una convivencia normal y respetuosa que reduzca el potencial
de conflicto que genera siempre las tensiones asociadas al choque entre la
inmigración y la sociedad de acogida. La desconfianza con la que se
suele tratar y recibir al inmigrante es un obstáculo de primera magnitud
para aligerar tensiones. Antipatía y desconfianza suelen ir unidas
y ser la punta del iceberg del prejuicio. En sociedades cada vez más
multiculturales no se puede salir del laberinto sino que se tiene que aprender
a convivir dentro de él. Y para ello se necesitan puentes simbólicos
que nos permitan entender mejor otras culturas para adquirir las claves de
la convivencia multicultural. Estos puentes sólo se pueden construir
sobre dos pilares: educación y experiencia. Sería muy conveniente
que nuestras escuelas incluyeran cursos sobre otras culturas para que nuestros
estudiantes entendieran el significado religioso y social del Ramadán
o el conflicto entre derechos individuales y prácticas culturales a
propósito del uso del velo, por ejemplo. Sería muy interesante
que en nuestra vida diaria hiciéramos un esfuerzo (motivado y respaldado
por actuaciones de asociaciones cívicas) por participar de las actividades
culturales-religioso-festivas de comunidades de inmigrantes para conocer mejor
sus culturas. De esta manera se construyen puentes que nos ayuden a transitar
mejor por el laberinto multicultural en que ya se está convirtiendo
la sociedad española.
Xavier
Coller
Profesor Titular de Universidad
Departamento de Sociología y Análisis de las Organizaciones
Universidad de Barcelona, Diagonal 690
08034 Barcelona, España
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Maï T Segura