EXPOSICIÓN: “La Cura, una política”.

Goethe-Institut Santiago de Chile 2003.


La representación de lo corporal se ha centrado en el estado mórbido de lo social, la condición de humillación y degradación, que se cura y se sana en una cultura de lo abyecto como práctica política.
Este discurso reconstruye el cuerpo abyecto (político y estético), como un espacio linde, para la identidad del sujeto, pero a la vez tránsito hacia un objeto, es decir, un cuerpo útil para la complacencia, en un estado de enfermedad que permite ejercer el poder.
A considerar, una política de la curación es un proceso de intercambios y de traspaso entre la degradación y el control social, mantener viva la enfermedad y ofrecer una cura moral, humanitaria y redentora.
Las políticas sociales administran cuerpos mórbidos y ofrecen un arsenal de provisiones para la estabilidad corporal. La enfermedad acaba con todo, destruyendo el cuerpo individual y el cuerpo social, al final sólo existe la degradación.
Una referencia informe, como práctica de arte abyecto, nos instala en un punto de partida, el cuerpo carnal, espacio de existencia en el mundo, que se constituye a partir de los hábitos sociales y las estructuras de comportamiento.
La cura, bebe de los regímenes sociales que subordinan el cuerpo (ausente) al control externo, un tipo de encarnamiento, en el que subyace la inscripción social e histórica sobre la carne enferma, que además esconde la inestabilidad y el constante padecimiento.
Cuerpos en tránsito, de sujetos a objetos, hacia un devenir inmune que pavimenta el camino para una política de lo abyecto, como forma y práctica de conducta cultural, remece los cimientos y se instala en el escenario de la hipocresía social.
Bajo este discurso el modelo se regenera asimismo, gatilla enfermedades y entrega los antídotos para una convalecencia segura, controlada.

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