Paulina
Varas Alarcón
paulinavaras@hotmail.com
La
manera de enfrentar el análisis de obra de las diferentes regiones
o naciones debería atender, contemporáneamente, a criterios
específicos. Me refiero a la atención que se debería
tener de los distintos discursos más allá de temas y muy alejado
de historias oficiales hegemónicas.
Arte en América Latina no significa casi nada de lo que creemos, si
nuestro conocimiento de él sólo está determinado por
las historias escritas a pié de página, los últimos capítulos
de un libro dedicado a la idea de “lo otro” o en catálogos
que tratan lo exótico, pintoresco e incluso primitivo de la producción
de artes visuales en esta región. Ni siquiera estudiar la producción
de obra en América Latina pretende una búsqueda de reivindicación
de una identidad perdida. Para ello se han dedicado numerosos intelectuales,
artistas, curadores y productores escriturales de allí, en señalar
que la identidad está reconocida desde que se apunta a un lugar específico,
hasta hace poco, desde otro lado. Maricarmen Ramírez, historiadora
del arte y curadora mexicana establece una diferencia entre los conceptos
de identidad y legitimación
en la comprensión contemporánea del arte en América Latina
“Tal y como nos ha querido enseñar hasta el cansancio la crítica
posestructuralista, toda identidad es una mera proyección mental o
"constructo" al servicio de determinados fines y propósitos
hegemónicos asociados con la constitución del poder ya sea individual
o colectivo… Dentro de estos parámetros se hace posible postular
que la noción misma de "identidad" lleva implícita
una relación de poder. Es decir, toda identidad -en tanto depende de
un proceso de definición, afirmación y proyección-surge
a partir de una relación inherente de desigualdad y de subordinación”
y más adelante agrega "legitimación" es el acto homologador
que establece la autenticidad o inautenticidad ya sea de un individuo o bien
de un hecho u objeto en base a su derecho legal de existencia. Este derecho
no es otro que el que le da la potestad; por lo tanto, el acto mismo de reconocimiento
depende de la aprobación del individuo instituido o bien de la anuencia
de la entidad constituida que detenta el poder.” Entendiendo la legitimación
lejos de la idea paternalista, Ramírez observa tres elementos en esta
relación: una identidad con necesidad de afirmación y reconocimiento,
una entidad reguladora del poder y el propio mecanismo legitimador. Toda legitimación
que aparece cuando la globalización trae consigo el cuestionamiento
sobre los límites y las fronteras hasta ahora entendidas.
Sobre la pregunta de si existe el arte latinoamericano más allá
de las diferencias geográficas y raciales tomo prestada la siguiente
cita “¿Existe, de hecho, lo latinoamericano…? Difícil
pregunta, imposible de ser respondida sin caer en absolutos o esencialismos
improbables. No obstante, desde un plano de cierta objetividad, habría
de pensarse cómo la parodia, la contestación o el dinamismo
incluso, han provocado tan divergentes versiones y reacciones en nuestro continente
artístico”
.
EL CUERPO.
Juan Downey (1940-1993), artista chileno que vivió gran parte de su
vida en Estados Unidos. En 1966 después de un viaje por Francia y España
se traslada a Washington y después a Nueva York, insertándose
en los círculos artísticos y comenzando a hacer exposiciones
en diferentes lugares. Es un dato interesante de analizar que JD se haya trasladado
de su país sudamericano hacia un país en el cual siempre se
sintió marginado a razón de las políticas intervencionistas
de Estados Unidos hacia el resto de los países de América.
En este texto analizaré una parte de la obra de JD, aquellas realizadas
a partir de su estancia con los Yanomami en centro América. La experiencia
que propongo para analizar de Juan Downey (JD) se manifiesta en los trabajos
realizados a partir de una estancia del artista junto a su familia en la ribera
del Medio y Alto Orinoco, en la reserva federal del Amazonas entre 1976 y
1977. Estos trabajos se enmarcan en un proyecto que JD llama VTA Video Trans
América y que realizó en diversos viajes por Centro y Sud América.
La selección de estos trabajos en este texto responde a un interés
por revisar ciertas producciones visuales que han ido conformando lo que se
llama “la segunda vanguardia” en la consiguiente especificidad
de discursos y criterios teóricos correspondientes a un lugar particular.
Es importante mencionar que los vínculos que JD mantiene son en gran
medida con artistas que realizan sus obras e investigaciones en EEUU aunque
sus intereses vayan por diferentes lugares, creo que es determinante la relación
sobre todo tecnológica que tiene con otros artistas que dentro de sus
preocupaciones estaba el sacar provecho del medio video.
EL OTRO.
Como contribución al análisis de la obra de JD, deseo proponer
la posibilidad y el hecho de que hay una relación entre su mirada y
las prácticas teóricas de la antropofagia y el canibalismo,
otro soporte teórico de un lugar específico.
Me interesa analizar estos trabajos de JD relacionándolos desde otra
perspectiva, tomando el marco teórico definido de la XXIV Bienal de
Sao Paulo (1998) en la cual se utilizan los conceptos de "Antropofagia
y Canibalismo", puesto que se refiere al cuerpo del "otro"
con muchas posibilidades de lectura, pero, en una región específica,
América latina desde Brasil, por extensión. Un marco teórico
que tiene su origen en la modernidad devorada por los productores brasileros
que a través de su proceso de digestión lo convierte en otra.
JD en 1973 vive cerca de diez años fuera de su país y desde
Nueva York, su lugar de residencia, inicia un nuevo proyecto el que titula
Video Trans America (VTA), sobre cuyos orígenes señala "Me
di cuenta que ese choque cultural que sufrí era posiblemente la semilla
de una obra artística y entendí que era importante volver a
mis raíces, a lo estrictamente latinoamericano", sobre la misma
idea manifiesta "un deseo de enraizarme de nuevo en la esencia de lo
latinoamericano..." Esta búsqueda puede tener su origen como ya
lo he planteado en su experiencia en Estados Unidos. Aunque JD se relaciona
con círculos de artistas en Nueva York y es beneficiado con becas procedentes
de organizaciones estadounidenses.
La idea original para VTA era realizar un vídeo desde Alaska a Tierra
del Fuego "grabando con su cámara de video Sony las diferentes
culturas que conviven en el continente Americano", luego esta idea tomó
forma en los viajes que realizó JD a México, Guatemala, Bolivia,
Perú y Chile entre 1973 y 1976, además de un segundo viaje a
la reserva general del Amazonas a convivir con la tribu de los Guahibos y
después con los Yanomami en 1976 y 1977.
Becado por la Fundación Guggenheim JD, su mujer y su hijastra, convivieron
con los Guahibos durante agosto y septiembre de 1976, y desde noviembre de
1976 a mayo de 1977 con dos comunidades Yanomami del Alto Orinoco, Bishaasi
y Tayeri. En este período JD registró en vídeo una gran
parte de la vida de estas comunidades indígenas en sus diferentes aspectos.
Los Guahibos son una comunidad que habita los llanos del oeste de Venezuela
y el este de Colombia, JD y su familia convivieron con ellos por un período
de dos meses durante el cual filmó en video imágenes que utilizó
para la edición de su obra Guahibos, de 1976 es un video de más
de 25 minutos a color y con sonido.
En su estancia con los Yanomami de siete meses JD se dedicó a registrar
en video la vida de los Yanomami en su vivienda: el Shabono y en sus diferentes
actividades diarias y rituales. Realizó dibujos de técnica mixta
sobre papel que llamó meditaciones, los cuales están elaborados
bajo la forma del círculo y las espirales " Downey ha señalado
que las formas luminosas que aparecen en la meditación se parecen mucho
a la concepción formal del universo de esta comunidad, que lo concibe
como cuatro discos circulares levemente curvados hacia abajo, como un platillo
invertido".
JD realizó obras en formato de vídeo a partir de las tomas hechas
de los Yanomami, también proyectó video-instalaciones y escribió
en su diario personal observaciones cotidianas y estéticas sobre lo
que estaba viviendo. Estos documentos adquieren gran valor puesto que se puede
leer en sus escritos su gran capacidad reflexiva y crítica sobre sus
ideas estéticas, de arquitectura y también la situación
que vivían los Yanomami específicamente con relación
a lo que llama "etnocidio" por parte de los sacerdotes salesianos
y de la New Tribes Missions.
Una
de las obras realizada por JD se titula The Laughing Alligator (el caimán
con la risa de fuego) de 1979 es en formato vídeo de 27 minutos, a
color y sonido, que incluyen una versión corta de 1978 con el mismo
nombre en video 3/4 NTSC de 8 minutos a color y sonido y también The
singing Mute (la muda que canta) de 1978 en video 3/4 NTSC de 10 minutos a
color y con sonido. Esta obra muestra una gran parte de las preocupaciones
y reflexiones de JD en su estadía con los Yanomami, el nivel de objetividad
emparentado con el documental etnográfico y el nivel de subjetividad
presente en una obra es una de las preocupaciones que JD también escribe
en su diario "El video tape no puede designarse arte, si no a condición
de que presente, a través de símbolos, las tramas vivas en la
consciencia del artista y la confrontación de éstas con uno
o varios contextos culturales... mi discurso estético, vía video-
tape, ofrece el resultado de un proceso de decodificación de una cultura
y el proceso de interlocución entre sus mitos y los mitos de mi consciencia
subjetiva... El discurso estético debe parecer una hipótesis
(no necesita pruebas), o convertirse en un símbolo que se sostendría
aún en la ausencia del enunciador. La obra de arte necesita un descodificador;
cada receptor interpreta y recrea". La idea de JD de un discurso estético
conformado por la obra en proceso que es VTA en su continuación, separa
la sola noción de lo etnográfico entendido como el registro
de una comunidad in situ, JD propone el entendimiento de su trabajo primero
comprendiendo la subjetividad que lo sumerge en una especie de búsqueda
personal de sus raíces y luego entendiendo la obra como el resultado
de su trabajo como "comunicador cultural".
The circle of Fires (circulo de fuego) es una video-instalación de
1979 presentada en el Chicago Editing Center (19). Es la segunda versión
de la propuesta que presentó en 1976 a la galería Leo Castelli
en Nueva York. Esta obra demuestra cómo JD considera importante la
participación del público en una obra que se completaría
con la presencia del espectador, se trata de un círculo formado por
doce monitores y doce sillas intercaladas, dejando un espacio para la entrada
del espectador. En los monitores de tres canales se ven imágenes de
la vida de los Yanomami en el Shabono o los alrededores, con imágenes
que están editadas y emitidas con diferencias temporales.
EL
SUJETO DEVORADO.
En 1928 el escritor Oswald de Andrade crea el concepto de Antropofagia en
la Revista de Antropofagia publicada en Sao Paulo, Brasil. Que propone la
antropofagia como la devoración y transformación crítica
de la cultura extranjera y la consiguiente transformación en términos
nacionales.
Esta idea de devorar las influencias extranjeras, sobre todo aplicada a la
producción de artes visuales, influye de alguna forma a la historia
cultural de América Latina. Puesto que las influencias que históricamente
han determinado la forma de escribir la historia del arte oficial, a dado
pié a considerar muchas veces las obras de esta región como
otra manera de hacer lo mismo pero en otro lugar muchas veces apreciado como
cargado de exotismo, esta idea es un ejemplo de cómo en América
latina se formaron discursos paralelos a las modernidades eurocéntricas.
En 1998 en la Bienal de Sao Paulo, se tomaron las ideas de antropofagia y
canibalismo como conceptos que brindaban densidad analítica a la muestra,
realizando una revisión histórica y contemporánea de
obras de distintas partes de América Latina.
Si consideramos que la antropofagia es un concepto problematizador y crítico
sobre las obras "ella se transforma también en una suerte de paradigma
para el análisis de las nociones de descolonización y emancipación
cultural en el resto del continente".
La antropofagia es una estrategia para explicar la idea de apropiación
implícita en las prácticas artísticas desde la modernidad
que no fue la misma en esta región. Es importante comprender que “la
antropofagia es una estrategia crucial en el proceso de constitución
de un lenguaje autónomo en un país de economía periférica”.
El artista caníbal es quien devora para producir un nuevo producto.
Si es posible pensar en un artista que se traslada de un centro hegemónico
del arte como es Estados Unidos, el cual ha determinado a su gusto la idea
que le conviene tener de la producción cultural en los países
del resto de América, hacia un espacio desde el cual cree poder encontrar
la esencia que ha perdido.
De alguna manera en la obra de JD a partir de su estancia con los Yanomami
produce una tensión en que es observador como devorador de una cultura
que a la vez lo devora como sujeto artista lo que define el peculiar carácter
del "observarse observando" del que habla Downey, se aprecia sobre
todo en las imágenes de los ritos y ceremoniales de los chamanes, y
en las del ritual de consumición de las cenizas de los muertos. Los
Yanomami son una tribu endocaníbal, que comen las cenizas de los muertos.
Este hecho fascinó a Downey, que consideraba esta práctica el
modo más desarrollado de “arquitectura funeraria". La idea
de extender el término de arquitectura, disciplina en la que se había
formado en Chile y luego en Nueva York, más allá de los límites
de la edificación, comprende la vida misma o la visión del cosmos
como una estructura bajo la cual se puede entender y comunicar una visión
particular del mundo, como significación humana no sólo física
sino que a la vez virtual.
JD describe en algunos textos y muestra en imágenes el ritual de consumición
de las cenizas de los muertos e incluso menciona que un Yanomami para demostrar
el amor que le tenía le prometía comer sus cenizas cuando muriera,
"Contraponiendo una historia de referencias literarias al canibalismo
como la última huella de la alteridad de América Latina, Downey
afirmó que le motivó el deseo de ser consumido ritualmente por
ellos, y organizó gran parte de su material en torno a una experiencia
real, de peligro vital, en un terreno en el que se encontraba - por lo menos
al principio-, tan exiliado como lo estaba en el primer mundo".
La última huella de la visión del otro como diferente del uno,
se refleja en la idea de antropofagia y canibalismo como otra forma de diferencia
y producción simbólica. Al analizar la obra de JD en la perspectiva
de la antropofagia y el canibalismo en Latinoamérica como un deseo
de consumición de su cuerpo- obra por los Yanomami, adquiere sentido
como un arte que transcurre por espacios demarcados por conceptos paralelos
a los entendidos por una cultura sólo occidental, agregando el ingrediente
necesario de relación del acto de observarse observando.
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